¡Hola a todos! Como os dije el lunes hoy llega la segunda parte del «Fin de semana en Mallorca». Si te perdiste la primera parte puedes verla aquí.
Sábado – Can Picafort y Mirador de Formentor
Ya sabemos que mover a 10 personas no es fácil, así que sin darnos cuenta y a consecuencia de la marcha del viernes por la noche cuando nos reunimos todos era hora de comer. Yo me reuní con ellos después de pasar por el aeropuerto, hacer cupcakes de oreo y un bizcocho de zanahoria para la fiesta. (Los enlaces os llevarán a las recetas.)
Comimos en Petit San Remo, no sin antes acercarnos a la playa a ver el mar. Algo que creo que casi todos añoraban. ¡Había tantas olas! ¡Vaya temporal! Después de comer fuimos al mirador del Cap de Formentor dónde tomamos un montón de fotos. Nunca recuerdo lo mucho que me gusta hasta que vuelvo a ir. Después tocaba ir a casa para ayudar con los preparativos de la fiesta.
Domingo- Es Portitxol y Palma
Comieron un «llonguet» en el bar Es Vaixell en Es Portitxol y nos reunimos para pasear junto a la orilla del mar aprovechando que el sol había vuelto a salir después de dos días nublados. Justo al anochecer, visitamos La Seu e hicimos un minitour por la Ciudad aprovechando que aún había las luces de Navidad. En Palma se mantienen hasta el 20 de enero cuando se celebra, San Sebastián, el patrón de la Ciudad.
Pudimos entrar en la Catedral ya que faltaban unos minutos para empezar la misa. Después nos dirigimos al Ayuntamiento, Plaza Mayor, bajamos las escaleras para ir por Ramblas y cruzar por la calle Sant Jaume. Una de mis calles favoritas de la ciudad por la cantidad de galerías de arte que hay y también por el Fornet de Sa Soca una pastelería que hace las recetas de siempre y que huele de maravilla. Lástima que ya a esas horas estuviera cerrada. Decidimos pararnos en Born 8 a comer un trozo de tarta de las múltiples que tienen. Con ese sabor dulce acabó el fin de semana en Mallorca del penúltimo grupo. Algunos ya se habían ido antes y otros se iban el lunes con mi hermana. Tanto los que venían por primera vez cómo los repetidores ya son parte de nuestra familia. Porque cada uno a su manera quiere a mi hermana y eso ya nos basta para tenerles siempre los brazos abiertos. ¡Nos leemos!